Legalizar las redes sociales puede generar empleados más productivos


Ante una realidad de empleados multitask y la evidencia científica sobre la necesidad de tener momentos de distracción en horas de trabajo, los empleadores antes reacios a cualquier forma de esparcimiento en el entorno laboral, deben evaluar la implementación de nuevas políticas al respecto.
La irrupción de las redes sociales abrió una serie de interrogantes en las empresas sobre qué política resulta más conveniente aplicar respecto de los empleados: ¿posibilitarles el acceso a Facebook?, ¿bloqueárselos?, ¿permitir únicamente el ingreso a aquellas personas de mayor “tinte” profesional a sitios como Linkedin?, son algunas de las preguntas más frecuentes.
Lo cierto es que cada vez más compañías conviven con este fenómeno. Y -aunque muchas veces de mala gana- terminan aceptándolo, especialmente, si cuentan con “representantes” de la llamada generación Y.
Saben que, para ellos Facebook es parte de sus vidas y prohibírselos puede generar tanto rechazo como si se les negara la posibilidad de tomar un café o compartir un mate con otros compañeros. Además, se trata de una generación de personas que valoran la capacidad ampliada que otorgan las redes sociales y profesionales para realizar un trabajo, la agilidad de éstas y las enormes posibilidades que brindan para compartir conocimientos.
Es que se trata de empleados que, al igual que Windows, son “multitasking”. Pueden trabajar con seis ventanas abiertas al mismo tiempo y hacer bien sus tareas. Se sienten cómodos. Y, lo fundamental: cumplen con sus objetivos.
En este escenario, el debate que se plantea puertas adentro de las compañías es ¿cuán beneficioso es evitar que los dependientes se conecten, chateen con sus amigos, twiteen, resuelvan aspectos personales o interactúen en las redes sociales?
Un punto que debe ser tomado en cuenta es explicado por el médico Juan Ollari, jefe del Centro de Neurología Cognitiva del Hospital Británico e integrante de la Sociedad Neurológica Argentina, quien explica que la concentración depende de muchos factores como la edad, la motivación, la presencia de distractores, el estado fisiológico (cansancio, sueño y fatiga, entre otros), el estado psicológico (preocupaciones, ansiedad, depresión, estrés) y la influencia social.
Recientemente, la revista Fortune defendía en un artículo la posibilidad de que algunas “distracciones” en el trabajo no sólo no sean perniciosas, sino que, además, pueden hasta resultar positivas e, incluso, necesarias.
Y de acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de Melbourne, quienes utilizan Internet por razones personales en el trabajo son un 9% más productivos que aquellos que no lo hacen, porque los usuarios que se distraen y navegan por la web “se concentran más y mejor”.
Una de las soluciones propuestas para equilibrar el uso de las redes sociales con las horas de trabajo es la modalidad de “trabajo por objetivos” pues lo que importa es que se cumplan resultados prefijados, y aspectos como el lugar desde donde se realice o la cantidad de horas que demande pasan a un segundo plano.
fuente:  conocimiento y direccion
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