Hacktivismo

Hacktivismo extendido :robótica contestataria y hacking jurídico
evHack

sábado 23 septiembre 2006

El hacking se entiende generalmente como algo asociado exclusivamente a la informática. Sin embargo, ni el origen de la palabra ni muchos de sus significados presentes limita el hacking al mundo de las redes de ordenadores. Robots subversivos y grafiteros, licencias víricas de software o demandas contra el canon son algunos de los ejemplos con los que la imaginación hacker ha conseguido desplazar los límites de un sistema creando efectos imprevisibles para su diseñador.

Hacktivismo más allá de las fronteras del teclado

Al hablar de hacking o hacktivismo es casi inevitable evitar las imágenes del teclado, el ordenador o Internet. Sin embargo, el término hack surgió en el club de maquetas de ferrocarril del MIT [1], para referirse a la pequeña intervención en los circuitos del ferrocarril que permitía ampliar el sistema. Un hack, explica la web del club, "alcanza el objetivo deseado sin cambiar el diseño del sistema en el que está imbricado (...) a pesar de estar reñido con el gran sistema, un hack es generalmente bastante ingenioso y efectivo". El Jargon File (el diccionario de referencia para orientarse en la jerga hacker), creado y mantenido por Eric Raymond, ofrece una enriquecedora definición de hacker. La sexta acepción del término indica que hacker significa "experto o entusiasta de todo tipo" (pudiendo uno ser hacker de la astronomía, por ejemplo). La séptima acepción es más aclaratoria : "Aquél que disfruta del reto intelectual de superar o sortear creativamente las limitaciones". Si a esto le añadimos una dimensión colaborativa copyleft y unos objetivos políticos de transformación social en defensa de la libertad y los derechos sociales, podemos empezar a imaginar formas de hacktivismo que superan los estrechos límites del teclado. Allí donde haya sistemas, códigos y limitaciones técnicas hay espacio para el hacking y el hacktivismo. La ingeniería robótica y el sistema jurídico son algunos espacios en los que se han escrito muchas de las páginas más imaginativas de la historia del hacktivismo.

Robótica contestataria

En 1999 surge el Institute for Applied Autonomy , sus ingenieros publican en revistas científicas, dan conferencias en universidades, participan en congresos académicos... y construyen robots contestatarios. El Graffitiwritter fue uno de sus primeros proyectos. Diseñado como artefacto mediador para intervenir en el espacio público, Graffitiwritter es un robot autónomo capaz de escribir graffitis en el suelo a considerable velocidad (más de 20 Km/h). Como buenos hacktivistas copyleft en su web incluyen toda la información necesaria para construirlo fácilmente.

Pero a pesar de que la propia idea y la construcción del robot ya es interesante de por sí, el hack en este caso vino de uno de los estudios sociológicos que se realizó con él. Admitimos pasivamente el bombardeo de la publicidad en el espacio público visual, allí donde miremos hay un cartel luminoso, o un gigantesco cartel rojo incitando a la compra de un producto que nos promete felicidad (cuando no es una de las top models más deseadas del mundo, despertando los instintos más profundos para asociarlos a un objeto de consumo). Y, sin embargo, nos cuesta retomar ese mismo espacio y expresar nuestros deseos e ideas libremente. Si se le pregunta, la mayoría de la gente responderá que no le parecen bien las pintadas, que no estaría dispuesto ha realizar una. Así lo descubrieron los investigadores de Instituto de Autonomía Aplicada... hasta que decidieron probar qué pasaría si esas mismas personas dispusieran de un robot que pintara en la carretera lo que ellas decían por un micrófono. Resultados concluyentes : "los estudios muestran que casi en el 100% de los casos cualquier persona en la calle estará dispuesta a cometer actos vandálicos si se le da la oportunidad de hacerlo a través de la mediación de tecnología tele-robótica".

Un buen hack para demostrar que lo que la ley considera un "acto de vandalismo" se convierte en un acto de jocosa expresión personal si se usa un robot de por medio : señores jubiladas, niños de 8 años, ejecutivas de oficina... convertidos en grafiteros callejeros. (Y sí, por supuesto, Graffitiwritter también se ha utilizado para escribir mensajes de protesta delante de la línea policial en más de una manifestación).

Sin ir tan lejos hay buenos ejemplos locales de robótica contestataria. La Fábrica de Cosas Bonitasha lanzado un proyecto llamado ANA. Se trata de utilizar la misma plataforma de los robots utilizados por el ejército norteamericano para darles las vuelta y usarlos en la línea de protesta contra la cumbre del G8 en Hamburgo. "La única diferencia para el manifestante" dice su web "es que no lleva su pancarta entre sus manos, sino que la tiene a una distancia de medio kilómetro". Una pequeña gran diferencia si se trata de una carga policial.

Reprogramar el código jurídico

Todas las civilizaciones dependen del registro físico de una serie de reglas de funcionamiento social : se llama código jurídico. Su aplicación al hardware social que somos nosotras genera un orden económico, educativo o cívico y unos procesos determinados. Bien o mal el caso es que las leyes funcionan, operan... como un sistema operativo ! Y aquí se abre todo un mundo para la imaginación hacktivista. Sin duda el hack jurídico más importante de la historia del hacktivismo se lo debemos a Richard Stallman y Eben Moglen creadores de un pequeño programa que se ejecuta en las rutinas del copyright : la licencia GPL (General Public License ), la protectora del software libre : el copyleft. Cuatro libertades (uso, modificación, copia y publicación) y una sola restricción : no permitir ninguna copia o derivado que limite las libertades anteriores. Inserta este pequeño programa en el régimen de propiedad intelectual que atraviesa el desarrollo de software y al de unos años tendrás un toda una serie de programas recombinables, acumulativos : un proceso imparable de colaboración pública (justo lo contrario para lo que el copyright fue programado). Pero las leyes y sus contextos (su hardware) evolucionan, y mucho. Así que llegó el momento de reprogramar la GPL. Evitar la implantación "maliciosa" de los mecanismos anticopia (DRM, TCPA-Palladium), el sabotaje de las patentes de software y la incompatibilidad con otras licencias libres es el objetivo de la nueva versión de la GPL, la versión 3.0 . Y a eso se está dedicando la Free Software Foundation durante este año, en uno de los mayores procesos participativos de hacking jurídico que la historia ha conocido.
Pero no todo son licencias de software en el hacktivismo jurídico. El sitio Derecho de Internet (a cargo del abogado y usuario de GNU/Linux Javier de la Cueva) acaba de publicar la segunda versión de la demanda contra el Canon de la SGAE (ese cobro invasivo de las sociedades de gestión que pretende hacernos pagar hasta un 60% más en la compra de cualquier dispositivo de almacenamiento de datos (aunque lo usemos para copiar software libre o las fotos de nuestras vacaciones). En este caso se trata de crear una serie de instrucciones para que cualquier persona pueda interponer la demanda, sin gastarse un céntimo, sin necesidad de abogados. El pack de la demanda incluye los documentos burocráticos a rellenar y las instrucciones básicas de cómo y dónde hay que realizar todo el procedimiento. De momento son ya más de 20 personas las que han "ejecutado" la demanda (sin mediación de Javier de la Cueva) y la experiencia está permitiendo ir puliéndola para que tenga un mayor efecto en la jurisprudencia y acabar invalidando el canon. El último hack de Javier de la Cueva merece especial atención : comprar el CD virgen en el que se grabe la vista del juicio, desglosado el canon en la factura de compra del CD quizás la justicia se quite la venda si se entera de que la SGAE cobra por cada una de sus sentencias.

Evhack (evhack.info@gmail.com), publicado originalmente en la revista @rroba.
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